Es bien sabido que la actividad física y la salud general están directamente relacionadas, especialmente en la prevención de enfermedades crónicas. El término «actividad física» engloba cualquier movimiento relacionado con los músculos esqueléticos que implique un mayor consumo de energía que en reposo. Además, existen muchos tipos distintos de actividad física, como el trabajo, el deporte y el transporte activo. Numerosos estudios han demostrado que el ejercicio regular mejora la función física y tiene efectos antiinflamatorios, asociándose con niveles más bajos de proteína C reactiva y recuento de glóbulos blancos.
Por su parte, la «buena salud bucodental» se define por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la ausencia de dolor bucal y facial, enfermedades bucodentales y trastornos que restrinjan la capacidad de una persona para morder, masticar, sonreír, hablar y mantener su salud mental. La mala salud bucodental se ha relacionado con una menor calidad de vida y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles como hipertensión, demencia o depresión.
El aumento de los niveles de la proteína C reactiva —que se reducen con actividad física— se ha asociado con diversas enfermedades sistémicas y dentales, en particular la enfermedad periodontal. El grado de inflamación de la cavidad bucal está causado por factores tanto locales como sistémicos. Estudios han demostrado que el ejercicio está inversamente relacionado con la enfermedad periodontal, y caminar regularmente puede mitigar la inflamación interna.
Deporte sí, pero en su justa medida
Según los informes, existe una relación significativa entre la salud dental y factores como la edad, la raza, los ingresos y la situación familiar, el tabaquismo, los trastornos metabólicos y la actividad física. Llevar un estilo de vida activo puede ser beneficioso para mantener una buena salud periimplantaria. Al mejorar la sensibilidad a la insulina y prevenir la aparición de diabetes de tipo II —un conocido factor de riesgo de la enfermedad periodontal— el ejercicio puede ayudar a prevenir la enfermedad periodontal y periimplantaria.
En un estudio realizado por Han SJ en Corea entre la población adulta, las personas que caminan habitualmente redujeron significativamente la probabilidad de desarrollar periodontitis. Anderson AP et al. descubrieron que existía una correlación favorable entre la actividad física y los anticuerpos que se formaban contra la bacteria E. nodatum y que A. naeslundii muestra una conexión entre la salud sistémica y la buena salud periodontal. Pacheco y su equipo descubrieron que la expresión de ciertas proteínas salivales se ve afectada por la realización de ejercicio físico, con variaciones en la expresión de distintas proteínas en comparación con personas sedentarias.
La práctica de ejercicio también puede influir en la prevalencia y tratamiento de otras condiciones, como el dolor en las articulaciones temporomandibulares (TMD) y la prevención de caries en atletas. Investigaciones han revelado diferencias entre hombres y mujeres en la respuesta al estrés del ejercicio, medido a través de la saliva no estimulada. Por otro lado, se ha observado que la reducción de la densidad dental y el soporte oclusal pueden ser factores de riesgo para andar a una marcha más lenta, lo que destaca la importancia de la salud oral en la función física. De hecho, también se asocia la falta de soporte oclusal con el mayor avance de la enfermedad de Alzheimer, cuyo avance a su vez se correlaciona inversamente con la actividad física.
Edmonds R y sus colegas llevaron a cabo una investigación experimental con nadadores paralímpicos. En el transcurso de 14 semanas previas a los Juegos de la Commonwealth de 2014 en Glasgow (Escocia) y a los Campeonatos Panpacíficos de Paranatación en Pasadena (California), los investigadores siguieron de cerca a cada atleta para evaluar los efectos duraderos del entrenamiento tanto en la frecuencia cardiaca como en los biomarcadores de estrés salival. El estudio demostró que la competición nacional intensa reduce la variabilidad de la frecuencia cardiaca y eleva los biomarcadores de estrés salival. Esto refuerza la teoría de que es el ejercicio moderado y no el intenso el que mejora la salud sistémica, incluyendo la bucodental. De hecho, otro estudio ha descubierto que la actividad física de intensidad moderada disminuye los niveles de la citocina proinflamatoria factor de necrosis tumoral-α (TNF-α) —que está estrechamente relacionada con la respuesta inmunitaria del organismo, la respuesta de fase aguda y la respuesta inflamatoria—, mientras que la actividad física de alta intensidad puede aumentar los niveles en estado de reposo de la citocina proinflamatoria interleucina-6 (IL-6, que es la citocina más típica asociada a la inflamación), lo que puede exacerbar los síntomas de la inflamación, incluidos los comportamientos de enfermedad. Así, el entrenamiento físico moderado puede provocar una disminución de la relación TNF-α/IL-10 (la IL-10 inhibe fuertemente la síntesis de IL-6 y TNF-α a nivel transcripcional, ejerciendo así un efecto antiinflamatorio), lo que conduce a una mejora del estado inflamatorio.
Asimismo, investigaciones han evaluado los niveles de proteínas antimicrobianas salivales en relación con el ejercicio, el sexo biológico y la fase menstrual, mostrando diferencias significativas en los niveles de ciertas proteínas entre hombres y mujeres antes y después de la actividad física.
Actividad física y edentulismo
La enfermedad periodontal es la principal razón detrás de la pérdida de dientes, siendo la periodontitis una enfermedad inflamatoria crónica en la que la inflamación desempeña un papel fundamental. Esto es similar en la enfermedad periimplantaria. Los estudios han demostrado que la inflamación es una respuesta fisiológica del organismo a un estímulo nocivo, pero cuando el proceso inflamatorio se mantiene, la inflamación se vuelve perjudicial, dando lugar a una inflamación crónica de bajo grado y se asocia con atrofia del músculo esquelético, pérdida de fuerza y mayor deterioro funcional. Se ha encontrado que la actividad física puede reducir el estrés oxidativo y la inflamación a nivel celular o tisular, influyendo en la expresión de diferentes citocinas proinflamatorias. En particular, se destaca la importancia de la intensidad del ejercicio en la modulación de la respuesta inflamatoria.
En cuanto a los hábitos de vida, se evidencia que las personas con estilos de vida saludables suelen cuidar más su higiene bucal y estar más atentas a su salud en general. La actividad física, como parte de un estilo de vida saludable, no solo previene enfermedades sistémicas que pueden causar la pérdida de dientes, como la diabetes o enfermedades cardiovasculares, sino que también influye positivamente en la salud mental, reduciendo el estrés y la ansiedad.
En resumen, la relación entre la actividad física y el edentulismo se basa en la influencia del ejercicio en la inflamación, los hábitos de vida saludables y el bienestar psicológico. En una frase, la actividad física y el edentulismo están estrechamente relacionados.
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