Siendo muy joven me quitaron una muela y se me descolocó un poco la boca, no mordía bien y me afectó porque perdí hueso en las piezas de al lado, sintiendo que mi encía disminuía. Cuando decidí cubrir ese hueco ya habían pasado bastantes años y el espacio había disminuido, por lo que me hicieron un tratamiento de ortodoncia para colocarme la mordida, hacerme más grande ese hueco y después ponerme un implante. La verdad es que la intervención del implante fue bastante cómoda, me inquietaba la idea, pero pensando que hay muchísima gente a la que ponen implantes todos los días y gracias a que confiaba en mi dentista, el conjunto hizo que no me preocupara por ello. Sí cumplí con todo lo que el dentista me recomendó, el hielo después de la intervención, la medicación,… y el día siguiente hice una vida completamente normal. Hace cinco años que tengo el implante y ni me acuerdo de él, he ganado mucho: mastico perfectamente, sin ninguna preocupación, todas mis piezas están ajustadas y las de al lado han ganado solidez y, por qué no decirlo, me río con más naturalidad y me hace sentir mejor. Ya solo por estos motivos ha valido la pena